LONDRES.- "Pienso en el inmenso sufrimiento causado por el abuso de niños, especialmente dentro de la Iglesia y por sus ministros. Sobre todo, expreso mi profundo sufrimiento por las víctimas inocentes y esos crímenes abominables", dijo ayer Benedicto XVI en su sermón en la catedral de Westmister, ante 2.000 fieles.
De ese modo, el Papa pidió perdón el sábado a las víctimas británicas de abusos sexuales, mientras miles de personas marcharon por las calles de Londres. Al igual que en sus tres viajes anteriores, el Papa mantuvo una reunión privada con víctimas de abuso sexual, horas después de decir ante los fieles, en misa, que los sacerdotes pedófilos habían "avergonzado y humillado" a él y a toda la Iglesia Católica. "Estaba conmovido por lo que dijeron y expresó su profundo pesar y vergüenza sobre lo que las víctimas y sus familias habían sufrido", expresó el Vaticano en un comunicado.
Cuidar a los jóvenes
"Rezó con ellos y les aseguró que la Iglesia Católica continuará implementando medidas efectivas diseñadas para cuidar a los jóvenes, y eso quiere decir hacer todo lo que esté en su poder para investigar acusaciones, colaborar con las autoridades civiles y llevar a la Justicia a los acusados de esos atroces crímenes", dijo el comunicado. Mientras tanto, miles de manifestantes marchaban para protestar contra su manejo de la crisis provocada por los abusos, la visión de homosexuales y la ordenación femenina. Entre los miles de personas que se congregaron este sábado en el céntrico Hyde Park -3.000 según la Policía, 10.000 según los manifestantes- en contra de la presencia del Papa en suelo británico, denunciaron también su inacción.
"Relaciones públicas"
Pese a las disculpas del Pontífice, los grupos de víctimas de abusos dijeron que no estaban satisfechos, y uno de ellos calificó las declaraciones del Papa como "relaciones públicas y no penitencia".
La Iglesia Católica ha enfrentado en los últimos años un aluvión de denuncias de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes en todo el mundo, especialmente en la vecina Irlanda, donde un informe a finales de 2009 acusó a las autoridades eclesiásticas de haber encubierto decenas de casos durante décadas.
El Papa comenzó su último día en Londres reuniéndose por separado con el primer ministro, David Cameron, el viceprimer ministro, Nick Clegg, y la actual líder de la oposición, Harriet Harman. Luego beatificará al cardenal John Henry Newman, uno de los más destacados ingleses conversos del anglicanismo al catolicismo. (Reuters-AFP-NA)